Ya van dos veces, que por las noches, me invaden ganas, de ponerme a escribir, que justo cuando termino de encontrar las ganas de dormir y cubro con una cobija roja con negro mi cuerpo, es en ese preciso momento, cuando con un levantamiento brusco de mis piernas cuya velocidad impida se cuele el frio pero permita pase la colcha debajo de mis tobillos que la atoran contra el colchón, en ese momento cuando menos me quiero levantar, llegan palabras a mi cabeza como las que seguramente llegan a las de los esquizofrénicos, con la insistencia de aquellas gotas que no se sueltan hasta que juntas y haciendo peso tomen valor para saltar al vacío.
Ya van dos noches que no puedo dormir, como cuando no podía dormir por ansiedad, pero ahora creo se debe a algo más, y no es por nadie y no es por nada pero no creo que vaya a durar.
Ya van dos noches que sueño cosas, que veo fantasmas y que no se si son parte de mis sueños o de la insistencia de ser especial, ¿qué tiene de malo no serlo? , no hay nada más fácil que ser ordinario, lo difícil es la otra opción, donde sueñas pocas cosas, vives algunas pero analizas todas.
Ayer mi hermana ganó 751 millones de pesos en el casino y a mí me perseguían por traficar con cocaína, ¿será que debe comprar un boleto de lotería y que yo hice bien en salir de mi tierra?
Regularmente sueño que me persiguen, a veces la policía, a veces hombres lobo, pero nunca alguien con cara de enamoramiento, que drama, y no es por falta de ganas pero tampoco por urgencia.
A veces en el closet se mueven cosas, se caen, sobre todo al recién despertar de un mal sueño, pero sobre todo se mueven cosas cuando hay personas que no se enteran que estas con un pie adentro y el otro afuera, medio gozando haces de cuenta que no interesa, pero te afecta.
Cuando era niño sufría de espantos, es un término raro pero se le atribuye al hecho de tener malos sueños o ser muy “sensible”, como cuando mi mamá me prohibió ver novelas a los 9 años.
La cura radica en que de preferencia aquella persona que te hizo “el mal de ojo” sea quien te barra con una selección de hierbas y no, no incluye la gobernadora, aunque a veces deberían hacerlo con una escoba de espinas, mientras te llaman por tu nombre como si no lo supieras y estuvieras perdido en las penumbras de algún túnel largo, largo, largo.
Te pasan un huevo, obviamente “de rancho” por todo el cuerpo, al estrellarlo y después vaciarlo en un vaso de agua, que no sé porque siempre recuerdo como el del mole “doña maría”, saldrá en el huevo el supuesto grado del mal causado, claro, que hay variantes de la cura más elaboradas, más caras y llamativas que van desde una cruz de alcohol en el piso, pasando por el círculo de fuego alimentado por este mismo elemento, hasta las misas en catedral a aquel difunto de aquella tumba donde te fueron a “hechar” aquella brujería.
Una vez mi mamá compró una maceta enorme a una vecina que recién se mudaba tras la repentina muerte de su esposo, lo que no sabía mi madre es que en la compra de una maceta, vendría gratis al interior de la misma y entre la tierra negra un muñeco hecho de trapo más grande que un Ken con algunas notas y algunas hierbas, nunca tuvimos oportunidad de agradecer el regalo sorpresa pues a aquella vecina, se la trago la tierra.
Ya van dos veces que quiero escribir, y si hay una tercera, tendré que hacerlo.
jonadiel dice :)
ResponderEliminarAsí pasa... a veces en el momento menos pensado, llega la inspiración o el montón de ideas y uno debe dormir o intentarlo al menos, jajaja. Sigue escribiendo. Te quiero, Nichito!
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