Recordé momentos y empecé a llorar, cuando ameritaba tuve que callar, siempre en el momento alguien que te hará pensar, que hay otra persona en situación fatal, con mayor derecho del que tu a llorar, siempre limitando aquella propiedad que fue tu derecho antes de respirar.
Los recién nacidos lloran antes de dormir, lloran por miedo a ya no despertar, tal vez lo aprendieron una vida atrás.
Todos lloramos, los bebes lloran, los ancianos lloran, las jóvenes que saborean junto a la nostalgia del primer adiós las lágrimas saladas que se escurren a los labios. Las casas lloran y las ventanas lloran en alguna estrofa de cualquier canción, también lloran en las lluvias y en las tardes llora el sol.
Lloran árboles y plantas y los hielos con calor, y si acaso todos lloran, ¿pues porqué no lloro yo? Cuando extraño, cuando añoro, cuando rio, cuando mar, cuando canto, cuando veo, cuando siento, cuando quiero y cuando quiera y donde quiera y a quien quiera he de llorar.
Llorar, para vaciar el espacio detrás de mis ojos para que quepan mas ideas que esperaban por entrar.
De verdad estoy seguro que se mueve algo al llorar, no los párpados que aletean para volar, no solo los brazos de quien te quiera abrazar, no solo las manos que se cruzan al rezar, no solo el cigarro que se quema sin cesar, no puedo explicarlo pero en su lugar no está.
¿Para qué existiera si no sirviera llorar?, lo mismo daba también el poder respirar, los mismo reir, lo mismo soñar, lo mismo sentir, lo mismo cantar, lo mismo caerse y quererse parar.
No hace falta un hombro, no hace falta tiempo, no hacen falta ganas ni tampoco el mar, no hace falta nada para desahogar, porque ahogado estaba al no querer llorar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR LEER.