Cuando la nostalgia llega, de verdad, no hay mucho que hacer, o te dejas ir, te sueltas, te hechas pa atrás como esperando caer en blandito, te dejas llevar, ya sueltas una lágrima o varias o ya te carcajeas, te ríes solo. Cuando la nostalgia llega de verdad no hay manera, si te resistes es como un perro que se jala solo de su collar y tose como sintiendo la correa, mejor ya déjate de insistir en tanta fortaleza, total eres humano, total, ¿Quién te está viendo? ¿Quién puede opinar?
Hay tantas vidas que pudieron ser, tantas y tan diferentes, tantas opciones que estoy seguro de que ni remotamente este es mi único capítulo, hay tanto espacio sin llenar que bien podría reinventarme un millón de veces, total, por eso no cobran, cuesta si, pero el precio casi siempre es razonable.
Quisiera transmitirte la misma paz que siento a las 3:14 de la mañana escribiendo esto, con el ruido de los grillos en el enorme jardín de este hotel donde trabajo, donde si me salgo de la recepción a fumar un cigarrillo me topo con un letrero que me tranquiliza aun mas, “nadie pase por aquí sin saludar a María y decirle con ternura, no me olvides madre mía” o algo así, obviamente del otro lado se encuentra la imagen de la virgen, no te creas, hay ocasiones que si tengo miedo de ver algo, de que se me aparezca la de blanco como dicen algunos visitantes o el monje que cuida celosamente un tesoro escondido, pero en voz bajita siempre le digo, “madre, gracias por estar conmigo”, y a veces rezo un ave María.
Tanta tranquilidad que ni mis lágrimas hacen ruido, pero no te apures, no estoy triste, al contrario, estoy tan contento de que entre tantas posibilidades y tanto espacio vacío disponible, estoy aquí y tu lo estas, leyendo esto.
Que bendición estar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR LEER.